Página de turismo (con propuestas de itinerarios y gastronomia de las comarcas de Terres de l’Ebre, Maestrat, Ports y Matarraña -Matarranya-) Una tierra que comparte idioma, cultura y tradiciones.
dissabte, 17 de desembre del 2016
dijous, 18 d’agost del 2016
TRES TREPIDANTES DÍAS POR EL MAESTRAZGO DE TERUEL. FORCALL
Conozco el
Forcall por el sobrenombre del pueblo
de los curas. Antiguamente, la falta de medios económicos hacía que muchos
jóvenes se decidieran por la vida religiosa y se iban a estudiar al seminario
de Tortosa para, finalmente, hacerse curas. Casualidad o no, el cura que me
bautizó era de Forcall y también el
cura que me dio la primera comunión.
Llegamos a
Forcall desde Cinctorres. Antes de llegar y prácticamente pegada al pueblo la
ermita de S. José (s. XVII) y el calvario, el mayor de la provincia de
Castellón. Bordeando el calvario por la parte inferior, el río Cantavieja que se une al Bergantes nada más superar el pueblo.
Aparcamos
en una plaza donde estaba la escuela además de un parque infantil. Era lunes,
pero era un día raro, ya que si bien los escolares no tenían clase, para los
demás era laborable. Esto hacía que el pueblo estuviera prácticamente desierto.
Nos
encaminamos hacia el centro del pueblo por la calle Tomás Salvador hasta llegar a la plaza Mayor. Una plaza de trazado irregular y de considerables
dimensiones si se compara con el resto de la población. Es tan irregular que
algunas casas están porticadas, pero la mayoría no.
Nada más
llegar a la plaza, a mano derecha se encuentra el palacio de los Osset-Miró (siglo XVI), convertido desde
hace unos años en un hotel de lujo. Y justo al otro extremo de la plaza la sede
del ayuntamiento (siglos XVI-XVII) que tiene, en la parte que da a la plaza un
elemento arquitectónico nada común: una doble escalera voladiza sobre un arco
de medio punto. De hecho es la única de estas características de toda la
Comunidad Valenciana. Otros elementos destacables de este edificio son un reloj
y una campana.
A la
izquierda, un grupo de casas porticadas con algunos comercios en los bajos y a
la derecha una plazoleta con la entrada principal del ayuntamiento o Casa de la Vila. Una pequeña escultura
representado a una mujer acarreando agua es todo el ornamento que tiene dicha
plaza.
De repente
un cartel enganchado a un balcón nos llamó la atención. Nos indicaba un viejo
horno de pan. Abandonamos la plaza por un estrecho callejón e, inmediatamente,
volvimos a girar hacia la izquierda, precisamente por la calle Horno, aunque en
una antigua placa ponga Orno. Estaba
allí mismo, con un rótulo de piedra mucho más modero, seguramente colocado con
motivo de alguna restauración; pero no lo pudimos visitar ya que se encontraba
cerrado a aquella hora de la tarde. Según parece es el horno en funcionamiento
más antiguo de Europa (siglo XIII). Continuamos por aquella calle hasta llegar
a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, restaurada en el
siglo XIX pero con elementos del siglo XIII y un campanario de 55 m. de altura
de estilo barroco. Rodeamos la iglesia admirando sus gárgolas, mientras en la
parte lateral vimos un enorme edificio que antaño albergó la escuela y enfrente
en frente de la iglesia otra
construcción de considerables dimensiones.
Al llegar
de nuevo ante la sede del ayuntamiento, cogimos un callejón con un poco de
cuesta que nos llevó a un pequeño mirador desde donde podían ver los
alrededores de la población, desde los campos de cultivo, a las granjas; desde la
montaña llamada Mola de la Vila hasta
el cauce río Bergantes.
Volvimos hacia
el centro del pueblo en busca de la plaza Mayor
que, como he explicado con anterioridad, estaba semidesierta, pero que durante
las celebraciones más relevantes se llena de público y se convierte es el
centro neurálgico. Allí nos sentamos en un bar que tenía una terraza cubierta
para tomarnos un té y descansar un poco.
Antes de
marchar todavía tuvimos tiempo de paramos en una carnicería situada en la carretera
de Morella para realizar la última
compra.
dimarts, 16 d’agost del 2016
TRES TREPIDANTES DÍAS POR EL MAESTRAZGO DE TERUEL. CINCTORRES
El
restaurante El Faixero de Cinctorres, en la
comarca de Els Ports, es uno de los más conocidos de la zona. Hacía
años que tenía referencias de él por un párroco de Amposta hijo
de aquel pueblo. El nombre del restaurante deriva del oficio más común de la
población: el de confeccionar fajas para los labradores (faja=faixa,
fajero=faixero). Esta actividad, que alguien puede presuponer que está en
desuso, lo cierto es que ha tenido un auge considerable en los últimos años ya
que forma parte de la indumentaria tanto de los muixeranguers como
de los castellers y también del traje regional. De hecho,
nuestra colla castellera Xiqüelos i Xiqüeles del Delta se
provee de susodicha prenda en esta población.
Llegamos justo para sentarnos en la mesa. Guiados por la intuición y los escasos carteles informativos, aparcamos junto a la carretera de La Iglesuela, delante mismo del hotel que tiene el mismo nombre del restaurante. Por lo tanto, el restaurante no podía estar muy lejos. En la recepción del hotel nos indicaron que era el edificio contiguo, al otro lado de la calle. Al pasar por la carretera no habíamos visto el rótulo de entrada, seguramente por habernos fijado en el del hotel, mucho más visible.
Llegamos justo para sentarnos en la mesa. Guiados por la intuición y los escasos carteles informativos, aparcamos junto a la carretera de La Iglesuela, delante mismo del hotel que tiene el mismo nombre del restaurante. Por lo tanto, el restaurante no podía estar muy lejos. En la recepción del hotel nos indicaron que era el edificio contiguo, al otro lado de la calle. Al pasar por la carretera no habíamos visto el rótulo de entrada, seguramente por habernos fijado en el del hotel, mucho más visible.
El
restaurante tiene un amplio salón parcialmente dividido por una pared con
amplias aperturas. Nos dieron la posibilidad de elegir entre varios menús y la
carta. Optamos por el menú de cuchara con olleta cinctorrana y
alubias con perdiz y chuletas a la brasa y manitas de cerdo de segundo. El
postre también estaba elaborado en el propio establecimiento. No nos defraudó
para nada.
Enfrente
de la entrada del restaurante una escultura evoca la figura del fajero. Detrás
de la misma, pero dando la espalda a la carretera, la ermita de San Luis Beltrán
(siglo XVII) y enseguida la plaza del Pou
(pozo), ornamentada con una gran fuente de piedra.
Nos dirigimos hacia el centro de la población pasando por la casa dels Capellans (de los curas) y posteriormente otra con un escudo nobiliario encima de la puerta. Al final de la calle encontramos el edificio del ayuntamiento popularmente conocido como Casa de la Vila (s. XV-XVI), des estilo gótico civil. Próximo a él, el imponente palacio de los Santjoans (s. XV) y de estilo gótico aragonés. Entre estos dos edificios se abre la plaza Vella (vieja). A pocos metros de dicha plaza, en una calle empinada, se encuentra el museo de la Faja.
Nos dirigimos hacia el centro de la población pasando por la casa dels Capellans (de los curas) y posteriormente otra con un escudo nobiliario encima de la puerta. Al final de la calle encontramos el edificio del ayuntamiento popularmente conocido como Casa de la Vila (s. XV-XVI), des estilo gótico civil. Próximo a él, el imponente palacio de los Santjoans (s. XV) y de estilo gótico aragonés. Entre estos dos edificios se abre la plaza Vella (vieja). A pocos metros de dicha plaza, en una calle empinada, se encuentra el museo de la Faja.
Rodeamos
el palacio de los Santjoans y continuamos por una calle de un
nivel más bajo que la mayor parte de la población, donde vimos algunas humildes
viviendas muy antiguas com balcones de madera. Luego subimos hacia la
plaza Nova (nueva) cuyo principal monumento es la iglesia
parroquial de San Pedro Apóstol de estilo barroco (s. XVIII). Llaman la
atención sus dos campanarios. Otro elemento a destacar de la plaza es el peirón
(o cruz de término) barroco, cuyo original era del siglo XV.
Un callejón junto a la iglesia nos llevó a la carretera después de pasar por una plazoleta. Seguimos el trazado de la carretera y encontramos otra plazoleta con la representación el escudo de la población y desde aquí al aparcamiento donde habíamos dejado el coche.
Un callejón junto a la iglesia nos llevó a la carretera después de pasar por una plazoleta. Seguimos el trazado de la carretera y encontramos otra plazoleta con la representación el escudo de la población y desde aquí al aparcamiento donde habíamos dejado el coche.
Etiquetes de comentaris:
Cinctorres,
Els Ports,
fotos,
turisme,
viajes
dissabte, 25 de juny del 2016
TRES TREPIDANTES DÍAS POR LAS COMARCAS DEL MAESTRAZGO (TERUEL) Y ELS PORTS (CASTELLÓ)
MIRAMBEL
Comenzamos
nuestro tercer y último día en Mirambel, que también pertenece a la
red de Los Pueblos más bonitos de España. No era la primera vez que
lo visitábamos. La primera debió de ser el año 1986, a los pocos años de haber
obtenido el premio Europa Nostra y que fue entregado por
la Reina Dña. Sofía en una visita que hizo a la población.
El año
pasado atendí en la Administración de Tortosa a un señor que se
apellidaba Ibáñez Daudén y que me dijo que era de Mirambel. Le comenté que sus apellidos eran
los mismos que quien fuera árbitro de futbol de la Primera División Arturo
Daudén Ibáñez, pero invertidos. Me dijo que eran primos hermanos. Hablamos
sobre el pueblo y me animó a volverlo a visitar ya que si para el año 1983 sólo
habían restaurado unas pocas calles, ahora lo estaba prácticamente todo.
Llegamos a
por la carretera del Forcall a Cantavieja
(distinta de la que cogido el primer día). Una carretera que bordea los límites
territoriales de Castellón y Teruel, de la Comunidad Valenciana y Aragón.
Cruzamos el puente del río Tornos que une por aquel punto a
las dos comunidades a 1 Km. escaso de nuestro destino.
Aparcamos
el coche justo delante de la muralla de la que destaca un hermoso torreón
cerrado. Entramos por el portal de Las Monjas y recorrimos la
calle Eras, la principal del pueblo. A parte del antiguo convento
de las Agustinas Ermitañas, en esta calle también está uno de los
establecimientos con más glamur de toda aquella zona: Las Moradas del
Temple. (Una
advertencia para aquellos viajeros que quieran visitar la zona y se quieran
hospedar en dicho establecimiento: tendrán que reservar con bastante
antelación).
Abandonamos
la calle Eras por unas escaleras y otro portal. Nada más salir
a extramuros, a mano derecha, una cuesta iba hacia los antiguos lavaderos y
desde allí un camino hacia la ermita de San Roque.
Pero
primero escogimos ir hacia la izquierda. Cruzamos un nuevo arco y subimos unas
escaleras que nos llevaron a la explanada que hay delante de la iglesia
parroquial de Santa Margarita y junto a ella el edificio del
ayuntamiento o casa del Concello, muy similar al que habíamos visto
enTronchón y como aquel, también albergó la lonja.
Volvimos
atrás y, esta vez sí, recorrimos la escasa distancia hasta llegar a la ermita
de San Roque, pasando primero por los lavaderos y el abrevadero
para las caballerías y el ganado.
Desde allí
vimos una gran casa que en su día debió de ser majestuosa a tenor de las
pinturas que todavía se pueden apreciar en la fachada. Después de visitar los
exteriores de la ermita volvimos a cruzar la muralla por otra puerta. Subimos
por una calle empinada que nos llevó a la parte posterior de la
iglesia. En este lugar vimos un edificio en ruinas que, según parece son los
últimos vestigios del antiguo castillo templario.
Pasamos
por una estrecha calle y al final de la misma La Casa Pastor, otro
sorprendente edificio. Continuamos por otra calle igual de estrecha hasta la
plaza Nicolás Ferrer que, posiblemente, sea la parte más
interesante del pueblo, de donde destacan dos palacios de estilo renacentista
aragonés: La Casa Aliaga y La Casa Castellot.
Desde allí
regresamos a la calle Eras y procedimos a abandonar la
población para dirigirnos a Cinctorres, dentro de la Comunidad
Valenciana donde habíamos reservado mesa para comer en su más conocido (y
reconocido) restaurante.
Etiquetes de comentaris:
El Maestrazgo,
Mirambel,
turisme
Subscriure's a:
Missatges (Atom)