dijous, 2 d’agost del 2007

CÉSAR MARTINELL: LA ARQUITECTURA DEL VINO

Lo cierto es que trazar una ruta por las zonas vitivinícolas (actuales y de antaño) siguiendo la arquitectura de César Martinell i Brunet (Valls 1888-Barcelona 1973), discípulo de Gaudí y uno de los principales exponentes del modernismo catalán de principios del siglo pasado, podría hacerse tan extensa, variada e interesante como interminable. Y es que César Martinell, el gran arquitecto de las bodegas de Catalunya, tiene obras esparcidas hasta los más recónditos rincones de su geografía. Por lo tanto vamos a centrarnos a las existentes en las comarcas más meridionales: el Montsià, la Terra Alta y el Priorat. Nuestro primer destino será Ulldecona, porta de Catalunya, como rezaba un antiguo eslogan. Es una de las poblaciones que colindan con la provincia de Castellón. Muy accesible por carretera, ya que la AP-7 nos dejará prácticamente a sus puertas, aún en el término municipal de Vinaròs. Desde allí cogeremos la carretera comarcal de Vinaròs a Tortosa, cruzaremos el río Sénia que hace de frontera natural entre las dos autonomías y continuaremos hasta llegar a Ulldecona, teniendo en cuenta que debemos de abandonar la carretera nada más llegar a la población. Al encontrarnos con una alameda, a la derecha, seguiremos los indicadores que nos llevarán a la oficina de turismo, en el edificio de la estación del tren. Allí nos informarán de los diversos lugares que podemos visitar: la ermita de la Virgen de la Piedad, las pinturas rupestres de sus alrededores (patrimonio de la humanidad) y su centro de interpretación, los olivos bimilenarios del Arión (de la época de los romanos, ya que la carretera que nos conducirá hasta allí sigue el trazado de la antigua Vía Augusta), los poblados íberos, el castillo, conquistado por Ramón Berenguer IV a los árabes y donado a la orden de San Juan del Hospital de Jerusalén, la foia i sus balsas, etc. Al salir de la oficina de turismo seguiremos por el paseo de la Estación hasta encontrar el edificio de la antigua bodega obra de César Martinell, hoy propiedad del ayuntamiento. La verdad es que se encuentra en un estado bastante lamentable. En la plaza de la Iglesia existe otra obra de Martinell llamada Casa de la Feligresa. Entre los buenos restaurantes que tiene Ulldecona son recomendables los situados en la carretera de la Sénia (la capital catalana del mueble) y els Valentins, un barrio del municipio. Podremos adquirir productos de la tierra en la agrobotiga situada en los bajos del edificio de oficinas de la cooperativa, nada más entrar en la población. El siguiente destino será el Pinell de Brai a 55 Km., situado en la comarca de la Terra Alta, comarca vinícola con D.O. Saldremos de Ulldecona con dirección a Tortosa (N-238) y, sin cruzar el río Ebro, coger la carretera de Gandesa (C-12 o Eix de l’Ebre). Carretera que abandonaremos antes de llegar a Benifallet cogiendo el cruce de la derecha en dirección a Gandesa (C-43). Al llegar al cruce del Pinell ya divisaremos la bodega, situada a la entrada de la población. Es una de las denominadas catedrales del vino. Es destacable el friso cerámico de la fachada, donde se explica todo el proceso de elaboración del vino, obra de Javier Nogués. En el centro urbano se puede visitar el centro de interpretación de la Batalla del Ebro. El Pinell es un pueblo pequeño pero dispone de varios restaurantes. Volviendo a la carretera que habíamos dejado atrás, a muy pocos kilómetros, llegaremos a Gandesa, capital de la comarca. En el cruce situado en el centro de la población debemos de ir a la derecha. Sin salir del pueblo nos encontraremos con otra catedral del vino. En Gandesa podemos visitar la parte medieval y el museo dedicado a la Batalla del Ebro. Partiremos hacia Falset (a unos 40 Km.) siguiendo la carretera en dirección a Móra d’Ebre. Cruzaremos el río Ebro y continuaremos en dirección a Falset por la N-420 para adentrarnos en la comarca del Priorat (D.O.) que, al igual que la comarca que dejamos atrás, es una zona vinícola por excelencia. Esta comarca toma su nombre del antiguo priorato de la Cartuja de Scala Dei. Aunque esté fuera de nuestra ruta, sus ruinas, al pié de la impresionante sierra del Montsant, de donde se sacó la piedra para su construcción, es una visita obligada que seguro no dejará indiferente al viajero que recorra sin prisas estos parajes. Entraremos en Falset y enseguida dejaremos la carretera para coger una calle a la derecha para llegar a la cooperativa agrícola (Falset-Marçà) obra, como no, de César Martinell. Además del vino, es aconsejable la compra de la garnacha, vino dulce muy apropiado para acompañar a los frutos secos y vermú (vino de aperitivo) en alguna de las agrobotigas y vinaterías que hay en la calle principal, no lejos de la cooperativa. Falset dispone de oficina de turismo, hostal, fonda y varios restaurantes en el centro de la población. Podremos visitar el castillo del siglo XII, el palacio de los condes de Azara y los restos de la muralla. En sus alrededores (se ha de coger el cruce a la izquierda justo antes de llegar al municipio) se pueden visitar las minas de plomo y su museo temático en Bellmunt. No podemos finalizar nuestra ruta sin visitar la segunda de las bodegas que Martinell proyectó en esta comarca a 28 Km. de Falset. Saliendo de la población por la misma carretera que habíamos entrado dirección Reus, a pocos kilómetros nos encontraremos una comarcal (C-242) que conduce a Ulldemolins, al cabo de poco tiempo y no sin antes salir del Priorat y recorrer algunos kilómetros la vecina comarca del Baix Camp para volver a adentrarnos un poco después, llegaremos a Cornudella del Montsant, también tierra de buenos vinos con D.O. En esta población encontraremos la última bodega de Martinell de nuestro recorrido, justo a la entrada, al lado de la oficina de turismo. Si hemos llegado hasta aquí, no nos importará seguir hasta el pequeño enclave de Siurana de Prades, dentro del mismo término municipal. Hay que salir de la población y coger una estrecha y sinuosa carretera a la derecha. Éste fue el último enclave musulmán de Catalunya. De estructura medieval, tiene restos de un castillo cargado de leyendas y una iglesia románica, además de hotel, restaurante y bar. Un consejo: dejemos el coche y recorramos a pie sus alrededores siguiendo alguno de sus senderos marcados. El paisaje que se nos presenta delante de los ojos es de una belleza difícil de describir.

1 comentari:

Jesús M. Tibau ha dit...

Siurana és el meu lloc preferit del món, tot i que reconen que no sóc objectiu, ja que sóc de Cornudella. Tot i això aconsello a tothom una visita a Siurana: us sorprendrài us captivaran les seves vistes.